ARTHUR ASHE, UNA VIDA FUGAZ INMORTALIZADA POR EL TENIS

ARTHUR ASHE, UNA VIDA FUGAZ INMORTALIZADA POR EL TENIS

La historia del tenista, marcada por la lucha por el racismo y las enfermedades, ha dejado también su nombre grabado en el Estadio Central del US Open desde 1997.

Ashe en inglés significa ‘ceniza’. Quizás sea lo que se llevó el recuerdo sobre la historia de este tenista, una historia de superación y de lucha por conseguir los sueños de quien cambió los colores del tenis. Arthur vino al mundo un 10 de julio de 1943, se crió en el barrio afroamericano de Jackson Ward, ubicado en Richmond en el estado de Virginia. Un lugar que sirvió como refugio comercial y cultural para los esclavos luego de la guerra civil estadounidense, apodado Black Wall Street.

Vinculado por las dificultades de sus antepasados por progresar en la sociedad americana, Arthur siempre se mostró como un niño proactivo. Desde los cuatro años tuvo pasión por la lectura y curiosidad por los deportes. Así empezó a forjar el carácter aguerrido que comenzó a demostrar en las canchas cuando su madre, Mattie, falleció debido a una enfermedad cardíaca, cuando él tenía apenas seis. A raíz de esto, su educación y la de su hermano quedaron a cargo de su padre, quien fue más estricto y los inculcó en el catolicismo para tener una vida ordenada y sin distracciones.

Un año después, en 1950, Arthur conoció a Ronald Charity, un exjugador de tenis retirado que despertó su talento y lo sumergió en el mundo de la raqueta y del que jamás pudo desprenderse. En la etapa más temprana, potenciaron todos los golpes en donde cosechó rebeldía con destreza. Luego, a sus diez años, cruzó caminos con su gran maestro de vida, el doctor Walter Johnson, un entrenador con una filosofía de vida de vanguardia. Walter, por ejemplo, fue quien impulsó la carrera de la mítica Althea Gibson, la primera mujer negra en ganar Wimbledon y romper con las barreras de segregación impuestas hace años. Arthur encontró en ella la esperanza de consolidarse en este deporte de blancos por excelencia, aunque también supo ver la desvalorización que sufría su gente. Johnson lo preparó como parte de un programa de desarrollo de tenis juvenil y luego jugó torneos para negros en todo el país para fomentar la competencia.


Su primer gran triunfo fue a los doce, en el Campeonato Nacional para niños del American Tennis Association (ATA). Tiempo después, durante el verano de 1858 se quedó con el campeonato masculino de Maryland en el que ya asomaba como una joven promesa, haciéndose conocer entre los mejores de su categoría en distintas regiones. En el año 1960, tras recibirse del secundario con el mejor promedio, despertó el interés de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), quienes le propusieron una beca para combinar sus estudios con lo que más disfrutaba. Ese mismo año fue convocado por el equipo de la Copa Davis, como el primer tenista afroamericano de los Estados Unidos.

Sin embargo, no todo era color de rosa. Hasta ese entonces los negros no podían votar,acceder a la educación ni usar el transporte público. En las radios se escuchaba Chuck Berry, Little Richard y The Platters, mientras que las tensiones sociales vibraban en las calles y el racismo era cada vez más notorio, y desigual. Apenas tenía 20 años cuando el abogado Martin Luther King dio su emblemático discurso en el capitolio que quedó para la posteridad: I have a dream.

Más tarde, Ashe se graduó en Administración de Empresas, obtuvo el Campeonato Individual de La Asociación Nacional de Atletas Colegiados (NCAA) en una competencia entre 1200 universidades afiliadas y se enlistó en la academia militar West Point para servir a su país con el objetivo de ir a Vietnam, aunque no estuvo al frente de batalla.

Su camino a casa estaba ligado a la pelotita fluorescente. El salto de fe lo dio en 1968 cuando, aún siendo amateur, sorprendió al mundo al conquistar el título del Abierto de Estados Unidos frente al neerlandés Tom Okker en cinco sets por 14-12, 5-7, 6-3, 3-6, 6-3. Fue el primer y único afroamericano en lograrlo hasta la actualidad.

Para el año 1969, con 26 años y con un Grand Slam en su haber, era considerado de los mejores jugadores del mundo y, como todo joven revolucionario, se interesó en la política.  Solicitó una visa especial para viajar a Sudáfrica a competir, pero por la fuerte política racial conocida como apartheid se le negó en múltiples oportunidades, más allá de ser el número uno del ranking. Ashe utilizó esta actitud como protesta con la intención de expulsar de la Federación Internacional de Tenis al país africano. Incluso más adelante llegó a conocer a Nelson Mandela con quien mantuvo amistad y coincidieron que “el deporte tiene el poder de unir a la gente como pocas más lo hacen”.

En la temporada del 1970 Arthur consigue el título del Australia Open tras vencer en el último partido al local, Dick Crealy en una actuación brillante por 6-4, 9-7 y 6-2. No obstante, con todo el reconocimiento individual, sentía que todavía faltaba algo. Notaba que el rendimiento económico de los tenistas no refleja ni se equiparaba con el nivel de profesionalismo que ellos le dedicaban. Como respuesta a esto en 1972 decide crear junto al tenista Jack Kramer y otros más, la Asociación de Tenis Profesional, (ATP) con el objetivo que los jugadores tengan el control propio sobre sus ingresos y puedan tener más opciones de partidos en el calendario.

Al borde de culminar con su carrera y con resultados adversos, Arthur se enfrentó a Jimmy Connors en la final de Wimbledon de 1975. Connors era cabeza de serie, no había perdido ningún partido hasta ese momento y acumulaba un récord de 94 victorias y solo cuatro derrotas en toda la temporada. El duelo ya había arrancado con sabor picante: horas antes Jimmy había demandado a Arthur por tres millones de dólares. Según el primero, este había entrado a la cancha con un buzo color azul con las iniciales de USA, con la intención de representar en su figura el patriotismo americano en su máximo esplendor y llevarse todo el apoyo del público. Connors era apenas un joven de 22 años, con grandes posibilidades de ganar frente a Ashe que ya tenía 32 y sintió que esta fue una gran provocación de su contrincante. El resultado fue a favor del oriundo de Virginia por 6-1, 6-1, 5-7, 6-4 y con doble sabor ya que post partido, “Jimbo” retiraría los cargos. Una vez más quedó demostrado que el tenis es ese deporte que fue creado para que los chicos le ganen a los grandes.