DEL POLVO DE LADRILLO Al CESPED SINTÉTICO: EL ASCENSO DE NICOLÁS DE MARCO COMO NÚMERO UNO DEL PÁDEL ARGENTINO

DEL POLVO DE LADRILLO AL CESPED SINTÉTICO: EL ASCENSO DE NICOLÁS DE MARCO COMO NÚMERO UNO DEL PADEL ARGENTINO

Actualmente está en lo más alto del ranking avalado por la AJPP con 37.000 pts y en noviembre jugará un torneo en Pilar.

En una ciudad que a veces parece no enterarse de sus propios talentos, vive y entrena el mejor jugador de pádel del país. Nicolás De Marco, delvisense de 27 años, comenzó en el tenis y terminó heredando —casi sin proponérselo— una raqueta de pádel que lo llevó directo al podio nacional. Hoy da clases de pádel en el Club Tenis de Marco, mientras entrena con la Academia Magno, con padre e hijo entrenadores que lo acompañan desde hace un año en su carrera profesional.

Lo encontré el martes 28 en la sede deportiva del Club Atlético Pilar, justo cuando terminaba su práctica grupal. Me sorprendió su humildad: aceptó contarme su historia sin alardes, con la mirada serena y después de cambiarse la camiseta húmeda. Me hizo un gesto y supimos que ya estábamos listos. Porque hablar de pádel con Nicolás no es solo hablar de deporte: es hablar de compromiso, de formación, y de cómo un vínculo puede convertirse en legado para las nuevas generaciones. Ese día en el club había mucha gente, pero acomodamos unas sillas de espaldas a las canchas.

―Nico, ¿Cómo fue ese momento de decir “dejó el tenis y pasó al pádel”?

―Bueno, no fue de un momento para otro que dejé. El tenis es un deporte que hice

desde muy chico, pero nada de un día para otro: arranqué con los estudios y empecé a meter el pádel un poquito antes de la pandemia. Así, para jugar.

En ese momento me imaginé a su familia, todos tenistas, recibiendo la noticia de que Nicolás, a los 22 años, se bajaba del deporte.

―¿Qué sentís que te dio el pádel y que no te dio el tenis? Porque en tenis lograste

entrar en el ranking ATP.

―Con el pádel volví a sentir la competencia que sentía antes en el tenis, pero un poco más tranquilo, con menos presión, porque estaba a la par estudiando una carrera. Entonces lo hice como disfrutando el proceso un poco más.

―¿Qué estudiaste?

―Estoy estudiando Ingeniería Informática. Este año lo dejé un poquito por el tema de los viajes, pero ya me recibí de analista en sistemas. Me quedó pendiente mitad del cuarto año y quinto como para terminar ingeniería, que no me da por los tiempos. Ahora no.

Volviendo un poco un poco al tema de tenis, ¿qué condiciones te sumó para el pádel? Quizás algún golpe o algo en particular.

―Completamente todo. La cancha es un poco más reducida y la verdad que cambia bastante en el tenis, estaba acostumbrado a singles, es como que la cancha es mucho más grande y los peloteos son intensos. En cierto punto la cancha de pádel ya es reducida y encima tenés un compañero y además de eso tenés las paredes. Como que está más encerrado, digamos un poquito más encerrado. Bueno también el tenis es un deporte individual, ahora el estar acompañado… es un poco más complicado gestionar esa parte.

―¿Qué cosas puntuales pudiste aprovechar son las que te dio el tenis que vos pudiste aprovechar?

En cuanto a golpes no sé si muchos, pero sí la facilidad de cambiar de golpes. En el tenis son golpes más largos. Poder acortarlos es un poco más fácil, pero me llevó un proceso de aprendizaje. El tenis me enseñó más que nada la competencia, no solo haber jugado internacional y haber ganado puntos ATP. El tema de la competencia me ayudó mucho.

Ya había pasado un rato del encuentro y los socios del Club Atlético que pasaban se quedaban detrás de cámara a escuchar la historia de Nico. De fondo se oían los saques y remates de los partidos ya empezados, las pelotitas rebotar contra las paredes. Quise saber sobre su personalidad

―Se te ve como un jugador que está en todos los detalles, no debe ser fáciltampoco balancear esa vida competitiva.

― Y… la verdad no es fácil, pero para mí es como todos los que trabajan ocho horas sentados en una oficina o lo que sea. Solo que yo lo hago un poco más variado: los entrenamientos son como un día laboral para mí. Es venir a entrenar, estudiar, dar un par de clases. Pero, sí. Más que nada tratar de llevarlo tranquilo, con su descanso, con su disfrute también. La parte mental, para mí, es muy importante y hay que trabajarla también.

―Me dijiste que algo complicado del pádel era adaptarse a la dupla ¿cómo te sincronizas con tu compañero Leo Videla?

Muy bien. Hace bastante tiempo que jugamos juntos. Para mí es importante conocerse bien. Después, como todos, tenemos momentos buenos y momentos malos, pero últimamente venimos bastante bien y con él llegué número uno. Con respecto al tema de los viajes se hace pesado, se complica el tema de los gastos económicos para viajar a distintos lugares.

―¿Tienen un respaldo económico para solventar los viajes? o ¿cómo hacen?

Es importante tener respaldo atrás, pero si no es muy difícil. La verdad que los torneos están aumentando el tema de los premios, pero si no tenés un respaldo atrás es muy complicado más que nada por el tema de los viajes que son muy costosos y muy largos también y tenés que estar todo un fin de semana.

-Si te doy a elegir por un lado a Guillermo Vilas y a Fernando Belasteguín, ¿con cuál te quedas y porque?

Me quedo con Belasteguín porque lo vi jugar acá en Argentina, a Guillermo no lo vi jugar pero tranquilamente me podría quedar con él.

-Un objetivo a cumplir a corto o a largo plazo

-Primero a corto plazo, mantener el número uno que no es fácil y está muy peleado el ranking. Y a largo plazo tratar de meterme en los circuitos internacionales para meter algo más.

Nos despedimos y me quedé con la sensación de que a Nico le quedaba todavía mucho para decir porque si bien ya es un deportista reconocido, su historia recién empieza. Mientras tanto sus amigos, su hermano y algunos chicos que entrenan con él lo esperaban para saludarlo. Esperan nuevamente con ansias verlo dentro de las cuatro paredes de vidrio para ver relucir la paleta número uno del país.